Corrían los últimos días de 1965. El año había sido totalmente anodino. El pueblo dormitaba en el aburrimiento. El panorama se presentaba desesperanzador. Nada hacía pensar que algo fuera a cambiar. De pronto, ocurrió. El 1 de enero, Manolo asomó la cabeza a este mundo. Y ya nada volvió a ser igual. Comenzaba la historia de una quinta destinada a dejar huella. Una historia que dura ya medio siglo… y lo que le queda. Nuestra historia.
lunes, 30 de marzo de 2020
Tiempo de lucha y resistencia
La foto es de Manolo. Pero representa lo que la gente de esta quinta -como la sociedad española y europea en general- estamos dando estos días de alarma y confinamiento nunca vistos. Los que continuamos con el trabajo diario: camioneros, profesionales sanitarios, guardias civiles, agentes medioambientales, bomberos, profes on line, fruteros, conductores, periodistas… Y los que luchamos desde casa: fabricando mascarillas, aportando talleres para fabricarlas, cumpliendo las normas con responsabilidad, rezando teniendo a todos (creyentes y no creyentes) en sus pensamientos, animando a los que nos rodean con música y buen humor...
Algunos hemos sido golpeados y hemos perdido a alguien; otros vivimos separados por kilómetros y hasta por fronteras de nuestros mayores, y tememos por ellos; todos tenemos seres queridos, cercanos o conocidos con el dichoso virus y sufrimos.
Pero también tenemos nuestra quinta y nuestro grupo. Que, en tiempos como estos, no solo sirve de lugar de encuentro. Es también lugar de unión, de refugio, de apoyo, de ánimo. Aquí, cada uno desde su casa, nos transmitimos fuerza para salir de esto.
Es posible que, cuando todo termine, el mundo no sea el mismo. Pero nosotros seguiremos ahí. Como siempre. Y, entonces, ya no habrá excusas que valgan para las migas. O para lo que se tercie. A lo grande.
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