Un sábado tal que este viernes de hogaño, hace un lustro, fuimos convocados para compartir misa y mesa, bailes y besos, recuerdos y risas. Aquel 30 de julio (podéis ver aquí la galería de fotos) fue el punto central de todo un año que nos volvió a reunir con la “excusa” de nuestros primeros 50 años de vida.
Las sensaciones que esos meses despertaron siguen vivas. Los
rescoldos no son rescoldos. Son llamas vivas porque las hemos alimentado. No
hemos podido atizarlas hoy como hubiésemos querido con otro encuentro, pero
bastará un soplo cuando las circunstancias lo permitan. Ganas no nos faltan.
Mientras, valgan estas cortas líneas de pequeño recordatorio.
Este quinto aniversario queda así consignado en nuestro blog, que en las
próximas semanas presentará una nueva cara, pero mantendrá inalterable su razón
de existir: ser repositorio y memoria de la quinta del 66.
Hola. Gracias.
ResponderEliminarUfff, que bonito y agradable reencuentro, ciertamente, ganas no faltan de volver a repetirlo, pero impera la prudencia, no vaya a ser que por “precipitarnos” volvamos a retroceder, yo abogo por salir, disfrutar, pasarlo bien, al menos poder salir libremente a tomar el aire, pero siempre evitando multitudes, que no encuentros, mi corazón me pide a gritos reunirme con quienes quiero, andar de allá para acá, necesito socializar, pero la mente me frena, lo único cierto es que quiero vivir!!!
Eliminarsale mi madre
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