Corrían los últimos días de 1965. El año había sido totalmente anodino. El pueblo dormitaba en el aburrimiento. El panorama se presentaba desesperanzador. Nada hacía pensar que algo fuera a cambiar. De pronto, ocurrió. El 1 de enero, Manolo asomó la cabeza a este mundo. Y ya nada volvió a ser igual. Comenzaba la historia de una quinta destinada a dejar huella. Una historia que dura ya medio siglo… y lo que le queda. Nuestra historia.
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