Corrían los últimos días de 1965. El año había sido totalmente anodino. El pueblo dormitaba en el aburrimiento. El panorama se presentaba desesperanzador. Nada hacía pensar que algo fuera a cambiar. De pronto, ocurrió. El 1 de enero, Manolo asomó la cabeza a este mundo. Y ya nada volvió a ser igual. Comenzaba la historia de una quinta destinada a dejar huella. Una historia que dura ya medio siglo… y lo que le queda. Nuestra historia.
Estos meses pasados han visto la esperada publicación de En ángulo muerto, primer poemario de Luis Fermín, que ya conocíamos en parte por los versos que han ido apareciendo, poco a poco, en el grupo de whatsapp, hablando de cuerpos, lunas, ventanas desnudas, caballos, tormentas o platos de sombra.
El libro se presentó el 30 de noviembre en Valdepeñas, y el 13 de diciembre en Madrid, con música, declamación de versos, un vídeo sorpresa y hasta un doble del autor que, al parecer, es el verdadero poeta. En ambos actos, la quinta arropó a Luisfer, quien dijo que en los poemas están “la tierra, la gente que me rodea, mis paisanos, mis amigos”. Nosotros, en suma.
Cada uno leerá estos versos al abrigo de su propia experiencia. Pero seguro que más de uno y más de una nos reconocemos en ellos. Esperemos que el próximo poemario no se haga de rogar otros cincuenta años.
Podéis ver el desarrollo completo de los dos actos y más vídeos aquí. Y aquí, la entrevista publicada en Lanzadigital.com.
Y lo que parecía imposible se produjo. Entre compromisos, trasnoches, resacas, familias y otros líos fiesteros, este año conseguimos por fin encontrar un hueco para catar unos churros, degustar sesos de alce, recordar viejos tiempos en los coches de choque y despedirnos con unas cervezas de la feria de este año. Aunque el verdadero milagro fue la aparición de un quinto desaparecido y hallado en la terraza de Los Andaluces. Para los incrédulos, queda la prueba de la primera foto. Y el que más aguantó se llevó, además, el premio de posar con las bellezas torreveñas. De todo ello dejamos aquí constancia. El próximo milagro –aún por ver-, la conversión de las buenas intenciones en migas.
Al ritmo lobuno de La Unión, nos acercamos pasito a pasito a los dos años del gran día. Han pasado 24 meses… ¡y aquí seguimos! Un buen momento para mirar el presente –nuestro presente– y hacernos algunas preguntas: ¿Cómo estamos? Está claro que mucho más jóvenes. Tanto que hasta nos atrevemos a hacer botellón en la plazoleta. Eso sí, nada de garrafón: cava del bueno. Para algo tienen que servir los años... ¿Dónde estamos? En todos sitios. En la calles del pueblo, en las barras y terrazas de los bares, en las fiestas, en tantos viajes por el mundo, en este blog y, sobre todo, en el grupo de whatsapp, que sigue inasequible, pleno de vitalidad y sin visos de decaimiento. ¿Por qué estamos? Ya lo dijo Pedro: porque formamos un grupo donde se cultiva la fraternidad y el conocimiento: música, poesía, pintura, historia, política, humor, filosofía… Y porque no solo nos enriquecemos y nos divertimos. También compartimos parte de nuestras vidas, nos interesamos unos por otros, nos felicitamos en las celebraciones y ofrecemos el hombro en los momentos de dolor… Hacemos honor, en dos palabras, al propósito con que empezamos todo esto, que siempre viene bien recordar: aquello de descuidarnos menos y mimarnos más. O, como señaló Pedro en frase acertada y feliz: está bien que se acuerden de uno.